miércoles, 25 de julio de 2007

Sobre la perdida


Estos días he lamentado el fallecimiento de la mamá de unos amigos míos. Dentro de lo imposibilitado de tiempo que me tiene el trabajo, iwal pude compartir con ellos su penita y hacerme presente en una de las pérdidas a las cuales le temo más que nada en la vida.

No le tengo miedo a morir, sino a que se me muera la gente que amo. Una eventualidad que aun no logro asumir por completo, debido supongo a mi filosofía carpe diem y a mi perspectiva ultra positivista que algunos admiran y a otros irrita a full. Como no le tengo miedo a irme de este mundillo, me dedico a vivirlo a consho siempre: como lo que quiero, hago lo que quiero, me compro lo que quiero, lloro cuando quiero, ignoro a quienes quiero ignorar y amo a quienes quiero amar. No le tengo miedo a irme de este tercer planeta por el sencillo hecho de que he tratado de dejarle buenos recuerdos a la gente que quiero. Por que al final, lo que queda son los recuerdos, los hechos, las cosas con las cuales yo quiero que me recuerden.

Pero la pérdida de alguien que sí quiero es algo que me complica. Es la posibilidad que nunka manejo y que más seguido que nunka se hace presente. Debe ser ese sentimiento mezquino de pensar que ya no podré estar con esa persona nunka mas, ese pensamiento no muy generoso de pensar por mi y no por la paz del otro y que se debe a lo indefensos que nos sentimos frente a su ausencia. Esa pérdida sin duda la genera el recuerdo, ese recuerdo que con el tiempo ya no duele tanto y que ya no hace sacar lágrimas sino resignación.

La pérdida afecta netamente a la pertenencia individual y colectiva; afecta la historia personal y las proyecciones individuales. Todos dicen que hay que seguir adelante, que la rutina es la mejor arma contra ese dolor. Pero la verdad es que la rutina es otra... la ruta se hace distinta frente a una pérdida. Algunos les hace bien; otros no se recuperan jamás. Jamás sabré que será de mi cuando muera mi madre, mi padre, mis abuelitos que quedan. O lo que es peor: cuando la pérdida afecta a alguien que cronológicamente no le corresponde morir sino que es víctima de las circunstancias, como un amigo.

Y como no lo sé, carpe diem. Vivir y vivirlos a cada uno de ellos de la mejor forma: aprender de cada una de las personas que ocupan un pedacito de mi corazón; compartir con ellos con honestidad; hacerlos partícipe de mis penas, mis alegrias, mis dudas, mis caidas y mis batallas ganadas. Esa es la unica manera de que la perdida no afecte menos, sino que se diluya más rapidamente. Mi madre me dijo una vez que quienes más lloran son los que tienen la conciencia intranquila frente a quien se les vá. Y es muy cierto.

miércoles, 11 de julio de 2007

Sobre la desinformacion


Hoy me llevé una ingrata sorpresa al hojear el LUN en internet. La página 3 trajo una información que me dejó mal gustito para partir este miércoles. Mateo, un joven de 25 años y oriundo de Magallanes, acusa a su psicóloga Denisse Vargas Calixto de haberlo chantajeado con mostrar su examen de VIH positivo a la directora del colegio Patagonia, donde trabajaba como auxiliar, si no le seguía entregando unas sumas de dinero. Efectivamente, la psicóloga realizó su amenaza y el muchacho optó por renunciar, frente el apoyo de la Directiva y ante la mirada inquisidora de apoderados y profesores.

Hay varios temas que me dejan harto perplejo. Pero en definitiva, me preocupa lo poco que la ciudadanía conoce, explora y evalúa desde la perspectiva de vivir con VIH. Me molesta la desinformación; me molesta el drama mal enfocado que genera una noticia sumamente relevante para la erradicacion de la discriminación.

Porque me sitúo en el contexto: Magallanes, lejos de Santiago, la capital (y donde el Gobierno justifica geográficamente su deficiente entrega hacia todo el país), un joven de 25 años, dedicado a tu trabajo. Evaluemos... ¿Tiene este muchacho menos derechos que yo? ¿que usted? ¿Tiene Mateo la obligación de pasar por esta situación simplemente porque posee VIH?. Quiero que la situación se evalúa más allá de la canallada de la psicóloga (algo que aqui no tiene discusión: la socia faltó a la ley haciendo público un examen y debe ser sancionada por aquello). Sino que visualicen la solución de Mateo: renunciar.

Lamentablemente, muchos y muchas chilenxs que viven con el VIH también viven en la desinformación. Desde aqui, mi humilde apoyo a Mateo y que ojalá encuentre pronto otro trabajo. Pero debo decir que Mateo lo venció el miedo... lo venció la desinformación. Porque una situación de discriminación como ésta queda en segundo plano frente a la... digamos... "farandulización" del tema "psicóloga-examen-abogados-etc". El no debió nunka optar por renunciar, porque si no renuncia en estas condiciones, el matiz sería otro: quedaría en evidencia el alto grado discriminatorio de la comunidad de Puerto Montt, la intolerancia de quienes se hacian llamar amigos y colegas y la injusticia de insitar su renuncia por el sólo hecho de tener VIH, algo que no afecta en nada sus capacidades de auxiliar. Y el dedo no estaría apuntando a Mateo, sino a toda la comunidad. Interesante vuelco...

Pero renunció, haciendo que la comunidad aplauda su propio dictamen y piensen que están en toda la razón. Que en conjunto siempre hay razones para echar a quien sea por tener HIV. No señores. Muy mal. A Mateo lo venció el miedo. Pero a todos quienen discriminan los vence la omnipotencia, la mentira, la ignorancia por opción. Y a eso, creamos en el dios que queramos, siempre se le pasa la cuenta algun dia.

Invito a derrotar la desinformación. Invito al LUN a no tirar la palabra SIDA de wenas a primeras para hacerse leer. El examen se llama Elisa. Y Mateo no tiene SIDA, sino que el VIH. Corríjanse y salgan ustedes también de la desinformación. Invito a todos los Mateos de Chile a informarse... a denunciar la discriminación... a crear conciencia y romper paradigmas errados.

Invito a todos a ser tolerantes por información, por conciencia... y no por moda.

Y eso.