viernes, 28 de enero de 2011

10 Cosas que aprendí del Diseño


Don Milton, cada vez que me empiezo a cuestionar las cosas, usted me salva. A continuación, su famoso decálogo. Diseñadores (y no diseñadores) disfrútenlo...


1. Sólo puedes trabajar para gente que te agrada.

Es una regla curiosa que me llevó mucho tiempo aprender porque, de hecho, en los inicios de mi práctica sentía lo contrario. Ser profesional requería que no te gustara particularmente la gente para la cual trabajabas, o al menos que mantuvieras una relación distante, lo que significaba no almorzar con los clientes ni tener encuentros sociales. Hace algunos años me di cuenta de que lo opuesto era verdad. Descubrí que todo el trabajo valioso y significativo que había producido, provenía de relaciones afectivas con los clientes. No estoy hablando de profesionalismo; estoy hablando de afecto. Estoy hablando de compartir con el cliente algunos principios comunes. Que de hecho tu visión de la vida sea congruente con la del cliente. De otro modo la lucha es amarga y sin esperanzas.

2. Si puedes elegir, no tengas un empleo

Una noche estaba sentado en mi auto fuera de la Universidad de Columbia, donde mi esposa Shirley estudiaba antropología. Mientras esperaba escuchaba la radio y oí a un periodista preguntar: «Ahora que llegó a los setenta y cinco, ¿tiene algún consejo para nuestra audiencia sobre cómo prepararse para la vejez?». Una voz irritada dijo: «¿Por qué últimamente todos me preguntan sobre la vejez?». Reconocí la voz de John Cage. Estoy seguro que muchos saben quién fue —el compositor y filósofo que influenció a gente como Jasper Johns y Merce Cunningham y al mundo de la música en general. Apenas lo conocí y admiré su contribución a nuestro tiempo. «Sabes, no se cómo prepararme para la vejez», dijo. «Nunca tuve un empleo, porque si tienes un empleo, algún día alguien te lo sacará y entonces no estarás preparado para la vejez. Para mi ha sido lo mismo cada día desde los doce. Me levanto a la mañana y trato de darme una idea de cómo llevar el pan a la mesa hoy. Es lo mismo a los setenta y cinco: me levanto cada mañana y pienso cómo voy a llevar el pan a la mesa hoy. Estoy excelentemente bien preparado para la vejez».

3. Alguna gente es tóxica, mejor evitarla

(Este es un apartado del punto 1) En los sesenta había un hombre llamado Fritz Perls que era psicólogo gestáltico. La terapia Gestalt, derivada de la historia del arte, propone que debes comprender el «todo» antes de los detalles. Lo que debes observar es la cultura entera, la familia completa, y la comunidad, etc. Perls proponía que en todas las relaciones la gente puede ser tanto tóxica como enriquecedora entre sí. No es necesariamente cierto que la misma persona será tóxica o enriquecedora en todas sus relaciones, pero la combinación de dos personas puede producir consecuencias tóxicas o enriquecedoras. Y lo importante que puedo contar es que hay un test para determinar si alguien es tóxico o enriquecedor en su relación contigo. Aquí va el test: tienes que pasar algún tiempo con la persona, así sea tomar un trago, ir a cenar o ir a ver un juego deportivo. No importa demasiado, pero al final observa si te sientes con más o menos energía, si estas cansado o si estás fortalecido. Si estas más cansado, entonces te han envenenado. Si tienes más energía, te han enriquecido. El test es casi infalible y sugiero usarlo toda la vida.

4. El profesionalismo no alcanza, o lo bueno es enemigo de lo genial

Cuando comencé mi carrera quería ser profesional. Esa era mi aspiración porque los profesionales parecía saber todo —sin mencionar que además les pagan por eso. Más tarde, después de trabajar un tiempo, descubrí que el profesionalismo en si mismo era una limitante. Después de todo, lo que profesionalismo significa en la mayoría de los casos es «reducción de riesgos». Así, si quieres arreglar tu auto vas a un mecánico que sepa como lidiar con el problema que tiene. Supongo que si necesitas cirugía del cerebro no querrás tener cerca a un doctor tonto inventando una nueva forma de conectar tus terminaciones nerviosas. Por favor hazlo de la forma que ha funcionado bien en el pasado.

Desafortunadamente nuestro campo, el así llamado creativo (odio esa palabra porque se suele usar mal, odio el hecho de que se la use como sustantivo, ¿te imaginas llamar a alguien creativo?), cuando haces algo en forma recurrente para reducir riesgos o lo haces de la misma forma en que lo has hecho antes, se vuelve claro por qué el profesionalismo no es suficiente. Después de todo, lo que ser requiere en nuestro campo, más que cualquier otra cosa, es la transgresión continua. El profesionalismo no da lugar a la transgresión porque ésta incluye la posibilidad de error, y si eres profesional tu instinto te dicta no fallar, sino repetir el éxito. Entonces el profesionalismo como aspiración de vida es una meta limitada.

5. Menos no necesariamente es más

Al ser hijo del modernismo escuché este mantra toda mi vida: «menos es más». Una mañana, antes de levantarme, me di cuenta de que era un sinsentido total, un asunto absurdo y bastante vacío. Pero suena importante porque contiene dentro de sí una paradoja resistente a la razón. Sin embargo no funciona cuando pensamos en la historia visual del mundo. Si observas una alfombra persa, no puedes decir que menos es más porque te das cuenta de que cada parte de esa alfombra, cada cambio de color, cada cambio de forma es absolutamente esencial para su calidad estética. No se puede probar de ninguna manera que una alfombra lisa es superior. Lo mismo con el trabajo de Gaudí, las miniaturas persas, el art nouveau y muchas otras cosas. Tengo una máxima alternativa que creo que es más apropiada: «suficiente es más».

6. El estilo no es confiable

Creo que esta idea se me ocurrió por primera vez cuando miraba una maravillosa acuarela de un toro de Picasso. Era una ilustración para un cuento de Balzac llamado «La obra maestra desconocida». Es un toro expresado en doce estilos diferentes, desde una versión muy naturalista a una abstracción reducida a una simple línea, con todos los pasos intermedios. Lo que surge con claridad al observar este impreso es que el estilo es irrelevante. En cada uno de esos casos, desde la abstracción extrema al naturalismo fiel, todos son extraordinarios más allá del estilo. Es absurdo ser leal a un estilo. No merece tu lealtad. Debo decir que para los viejos profesionales del diseño es un problema, porque el campo está manejado más que nunca por intereses económicos. El cambio de estilo suele estar ligado a factores económicos, como todos los que leyeron a Marx saben. También se produce cansancio cuando la gente ve demasiado de lo mismo todo el tiempo. Entonces, cada diez años más o menos se produce un cambio estilístico y las cosas se vuelven diferentes. Las tipografías van y vienen y el sistema visual cambia un poco. Si tienes años de trabajo como diseñador tienes el problema esencial de qué hacer. Quiero decir, después de todo, has desarrollado un vocabulario, una forma que te es propia. Es uno de los modos de distinguirte de tus pares y establecer tu identidad en el campo del diseño. Mantener tus creencias y preferencias se vuelve un acto de equilibrio. La duda entre perseguir el cambio o mantener tu propia forma distintiva se vuelve complicado. Todos hemos conocido casos de ilustres médicos cuyo trabajo repentinamente se pasó de moda o, más precisamente, se quedó en el tiempo. Y allí hay historias tristes como la de Casandre, indiscutidamente el más grande diseñador gráfico de la década del 20 del siglo XX, que no pudo ganarse la vida en sus últimos años y se suicidó.

7. En la medida en que vives, tu cerebro cambia

El cerebro es el órgano más activo del cuerpo. De hecho es el órgano más susceptible de cambiar y regenerarse de todos los órganos. Tengo un amigo llamado Gerard Edelman que es un gran erudito en estudios del cerebro, que dice que la analogía del cerebro con la computadora es lamentable. El cerebro es más como un jardín silvestre que constantemente está creciendo y esparciendo semillas, regenerándose, etc. Y él cree que el cerebro es susceptible —en una forma de la cual no somos totalmente concientes— a toda experiencia y a todo encuentro que tengamos en nuestra vida.

Me fascinó una historia en un periódico hace pocos años acerca de la búsqueda del oído absoluto. Un grupo de científicos decidió que descubriría por qué alguna gente tiene oído absoluto. Son los que pueden escuchar una nota con precisión y replicarla exactamente en el tono correcto. Alguna gente tiene un oído muy fino, pero el oído absoluto es raro incluso entre los músicos. Los científicos descubrieron —no sé cómo— que en la gente con oído absoluto el cerebro era diferente. Ciertos lóbulos del cerebro habían experimentado algún cambio o deformación recurrente entre quienes tenían oído absoluto. Esto fue suficientemente interesante en sí mismo, pero entonces descubrieron algo aún más fascinante: si tomas un grupo de niños de cuatro o cinco años de edad y les enseñas a tocar el violín, luego de unos años algunos de ellos habrán desarrollado el oído absoluto, y en todos esos casos su estructura cerebral habrá cambiado. Bien… ¿qué podría significar eso para el resto de nosotros? Tendemos a creer que la mente afecta al cuerpo y el cuerpo afecta la mente, pero generalmente no creemos que todo lo que hacemos afecte el cerebro. Estoy convencido de que si alguien me gritara desde el otro lado de la calle mi cerebro podría ser afectado y mi vida podría cambiar. Es por eso que mi madre siempre decía: «no te juntes con esos chicos malos». Mamá tenía razón. El pensamiento cambia nuestra vida y nuestro comportamiento.

También creo que el dibujo funciona de la misma manera. Soy un gran defensor del dibujo, no por haberme convertido en ilustrador, sino porque creo que el dibujo cambia el cerebro de la misma forma en que encontrar la nota correcta cambia la vida de un violinista. El dibujo te vuelve atento, te hace prestar atención a lo que ves, lo cual no es tan fácil.

8. La duda es mejor que la certeza

Todo el mundo habla siempre de tener confianza, de creer en lo que haces. Recuerdo una vez en clase de yoga, el profesor dijo que, espiritualmente hablando, si tu crees que has alcanzado la iluminación apenas has alcanzado tus límites. Pienso que es verdad en un sentido práctico. Las creencias profundamente arraigadas de cualquier tipo evitan que te abras a experimentar, y es por eso que encuentro cuestionable a toda posición ideológica sostenida con firmeza. Me pone nervioso cuando alguien cree demasiado en algo. Ser escéptico y cuestionar toda convicción arraigada es esencial. Por supuesto hay que tener clara la diferencia entre escepticismo y cinismo, porque el cinismo es tan restrictivo a la propia apertura al mundo como las convicciones apasionadas: son como gemelos. En definitiva, resolver cualquier problema es más importante que tener razón. Existe una sensación de autosuficiencia tanto en el mundo del arte como en el del diseño. Tal vez comienza en la escuela. Las escuelas de arte a menudo comienzan con el modelo de personalidad singular de Ayn Rand, resistiendo a las ideas de la cultura que la rodeaba. La teoría de las vanguardias es que como individuo tu puedes transformar el mundo, lo cual es verdad hasta cierto punto. Uno de los signos del ego dañado es la certeza absoluta.

Las escuelas alientan la idea de no ceder y defender tu trabajo a toda costa. Bien, el asunto es que nuestro trabajo consiste en lograr ponerse de acuerdo. Sólo tienes que saber en qué ceder. La búsqueda ciega de tus propios fines a costas de excluir la posibilidad de que otros puedan tener razón, no tiene en cuenta el hecho de que en diseño siempre lidiamos con una tríada: el cliente, la audiencia y tu mismo. Lo ideal sería que mediante alguna clase de negociación todas las partes ganaran, pero la autosuficiencia suele ser el enemigo. El narcisismo generalmente proviene de alguna clase de trauma de la infancia que no debe profundizarse. Se trata de un aspecto muy difícil en las relaciones humanas. Hace algunos años leí una cosa muy notable sobre el amor, que también aplica a la naturaleza de la relación con los otros. Era una cita de Iris Murdoch en su obituario. Decía: «El amor es el hecho extremadamente difícil de darse cuenta de que el otro, que no es uno, es real». ¡¿No es fantástico?! La mejor conclusión sobre el tema del amor que se pueda imaginar.

9. Sobre la edad

El año pasado alguien me regalo para mi cumpleaños un libro encantador de Roger Rosenblatt, llamado «Ageing Gracefully» (Envejeciendo con gracia). No me di cuenta del título en el momento, pero contiene una serie de reglas para envejecer con gracia. La primera regla es la mejor: «No importa. No importa lo que pienses. Sigue esta regla y agregarás décadas a tu vida. No importa si es tarde o temprano, si estás aquí o allá, si lo dijiste o no, si eres inteligente o estúpido. Si saliste despeinado o calvo o si tu jefe te mira cruzado o tu novio o novia te mira cruzado, si tu estás cruzado. Si consigues o no que te den ese ascenso o premio o casa —no importa». Sabiduría al fin. Entonces escuché un maravilloso cuento que parecía relacionada con la regla número diez: Un carnicero estaba abriendo su negocio una mañana y mientras lo hacía un conejo asomó su cabeza a través de la puerta. El carnicero se sorprendió cuando el conejo preguntó: «¿Tiene repollo?». El carnicero dijo: «Esta es una carnicería, vendemos carne, no vegetales». El conejo se fue saltando. Al día siguiente el carnicero estába abriendo su negocio y el conejo asomó su cabeza y preguntó: «¿Tiene repollo?». El carnicero ahora enojado le respondió: «Escúchame pequeño roedor, te dije ayer que vendemos carne, no vegetales, y la próxima vez que vengas por aquí te voy a agarrar del cogote y clavaré esas orejas flojas al suelo». El conejo desapareció precipitadamente y nada sucedió durante una semana. Entonces una mañana el conejo asomó su cabeza desde la esquina y preguntó: «¿tiene clavos?». El carnicero dijo: «No». Entonces el conejo dijo: «Tiene repollo».

10. Decir la verdad

El cuento del conejo es importante porque se me ocurrió que buscar repollo en una carnicería sería como buscar ética en el campo del diseño. No parece ser el lugar más adecuado para encontrarla tampoco. Es interesante observar que en el nuevo código de ética de la AIGA (American Institute of Graphic Arts) aparece una cantidad importante de información sobre conductas para con los clientes y para con otros diseñadores, pero ni una palabra acerca de la relación del diseñador con el público. Lo que se espera del carnicero es que venda carne que se pueda comer y no mercadería engañosa. Recuerdo haber leído que durante los años de Stalin en Rusia, todo lo que llevaba la etiqueta de «ternera» en realidad era pollo. No me quiero imaginar qué sería lo que llevaba la etiqueta «pollo». Podemos aceptar algún nivel mínimo de engaño, como que nos mientan a cerca del tenor graso de sus hamburguesas, pero cuando el carnicero nos vende carne podrida nos vamos a otra parte. Como diseñadores ¿tenemos menos responsabilidad con nuestro público que un carnicero? Quien esté interesado en matricular el diseño gráfico, debería notar que la razón de ser de una matrícula es proteger al público, no a los diseñadores ni a los clientes. «No hacer daño» es una advertencia a los doctores que tiene que ver con la relación con sus pacientes, no con sus colegas o con los laboratorios. Si fuéramos matriculados, decir la verdad se convertiría en algo más importante en nuestra actividad.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Quién tiene idea?


Veo "Los 80" mientras escribo esto. Mientras trato de comprender la nueva campaña de prevención de VIH lanzada esta noche por el gobierno. Mientras salgo del shock. Y mientras trato de explicarme qué sentido tiene presentar una campaña de cambio de conductas en forma tan solapada e indirecta, suena en una escena de la serie "Nunca quedas mal con nadie" de Los Prisioneros.

Y ahi todo me cuadra.

Porque dado los conflictos que le genera la agenda valórica a la "nueva forma de gobernar", don Sebastián se remontó a la letra de Jorge Gonzalez y compañía para irse a la segura. Para apagar de alguna manera los roces que tiene con la UDI y poder sacar de una vez el famoso paquete de reformas. Y asi, sin mostrar personas, seres humanos, dildos, conductas, condones ni nada, se le ha ocurrido lanzar quizás la campaña (me atrevo a decir) que menos efectos genere en la comunidad. Se los aseguro.

Cómo es posible que la campaña haya omitido por completo el condón, el elemento considerado más importante en las conductas de prevención de transmisión del VIH. Cómo es posible que no aparezcan personas... PERSONAS! Cómo es posible incluso, que no aparezcan las otras opciones para la contención de la transmisión - pareja sexual única y exclusiva; abstinencia-Cuántas veces hemos dicho que la enfermedad debe humanizarse... hacerse cercana y presente en mensajes directos, claros, y en todas las comunidades y estilos de vida -y no solo en aquellas que se consideran "de riesgo".

A cambio de eso, indican, en forma descarada desde La Moneda, que la campaña es "correcta"; "de riesgos controlados". Y nos llenan de conceptos, de mensajes solapados, extraños, escondidos, de doble sentido. Entre más caminos se le obliga recorrer a un receptor de un mensaje, más complejo se hace la llegada del mismo. Eso es el primer y más importante obstáculo que una campaña pública debe saltar, sobretodo en temas como de salud.

La derecha siempre le ha temido a la información clara. Sabe que cuando la gente se informa claramente, aprende. Y si aprende, comprende que hay cosas que no deben pasar de la manera que pasan. Una buena campaña de salud pública en torno al control del VIH involucra directamente educación sexual; algo que La Moneda actual no está dispuesta a entregar tan fácil. Pero bueno... eso es harina de otro costal... en este gran camión lleno de costales.

Cabr@s: olvídense de las teteritas, plátanos y demases: Usen condón correctamente; apliquen abstinencia o establezcan una pareja sexual unica y exclusiva. Eso es todo. Asi de simple! Y pensar que Lowe Porta cobró 340 millones de pesos para No decir esto. Fail máximo...

sábado, 17 de julio de 2010

Sobre la crisis del papel y el futuro editorial


Llevo un poco más de 3 años trabajando como diseñador. Y en ese tiempo siempre me he dedicado a un area de la cual soy un asérrimo defensor: el diseño editorial y el trabajo de imprenta. Durante mis años de estudio en la Chile se dieron una serie de factores que me ligaron estrechamente al diseño de información en papel más que en la plataforma digital. Aún cuando en paralelo ya se hacía explícito que Internet afectaba de sobremanera la continuidad de la industria.

Y claramente: los contenidos lograron democratizarse aun más; el feedback permitía conectar y conocer aun más a los lectores/usurios; la actualización en tiempo real de la información y asi sumando y sumando una serie de buenos (si... digámoslo: buenos) factores que respondían en forma natural a la línea de la comunicación en estos tiempos. Factores que de pasadita impactaron a la industria editorial en cuanto cada vez menos la gente recurre al ritual de hojear, de tomar el objeto/libro/revista/diari
o y leerlo. Muchas revistas del mundo cerraron y las subscripciones son cada vez más la estrategia preferida para asegurar al nicho.

Nunca me cuestioné demasiado esta realidad. Siempre me vi usando InDesign eternamente, creando estas publicaciones de futuro incierto. También quizas porque gran parte de los encargos que realizamos en la agencia son para instituciones, con presupuestos asignados y un tiraje mediano pero seguro. Quizas si de mi trabajo dependiera una revista que se cuelga en los kioscos sentiría más en los huesos este análisis.

Pero no por eso hay que hacer la vista gorda. También porque hay otro factor de por medio: el sustrato, nuestro papiro salvador, proviene de una fuente natural que hoy por hoy necesita de una atención mundial a nivel medioambiental. La tala indiscriminada, las cada vez menos zonas protegidas y el contexto político en el cual los arbolitos están hoy situados hacen que debamos considerar con mayor atención al sustrato. Un ejemplo: compren El Mercurio este domingo y verán que la mitad del diario no se lee... se desecha.

Pero como dije al comienzo: soy un diseñador romántico. Defiendo siempre el ejercicio editorial. Hago porras con plumeros y con coraje a la industria cultural más antigua de la humanidad. Y es por eso que asumo este complejo camino para mantenerlo.

Y en ello, las palabras de Felipe Taborda me animaron profundamente. Porque tengo la suerte de estar haciendo un diplomado en Editorial y Comunicación (con el alto auspicio de mi bolsillo y gentileza SENCE... XD!) y en donde el brasileño Felipe Taborda, destacado diseñador, planteó este contexto, brindando sencillas soluciones y palabras justas desde su experiencia. Un gayo sencillo, muy simpático y prendido como él solo (quedamos de ir con el curso al Liguria antes de que se vaya a Rio), que puso en el tapete la labor del diseño en este camino.

Y la respuesta que se extrajo proviene no precisamente del diseño, sino de algo anterior. Porque efectivamente: podemos ser muy buenos diseñadores; podemos hacer las infografías más premiadas y las ilustraciones más bacanes; podemos dividir nuestra página maestra en la grilla más moderna y util del universo. Pero si el CONTENIDO no prende, estamos sonados.

Porque a estas alturas nosotros los diseñadores tenemos la posibilidad (o la responsabilidad) de participar también en los contenidos, tenemos en mayor o menor medida importantes opiniones en torno a la linea editorial de nuestras publicaciones y, en el mejor de los casos, generar contenido, proponer la mirada y finalmente, plasmarla en diseño. Cuando vemos esta ventana, nos damos cuenta que si hacemos la labor de encontrar contenidos para nichos nuevos o renovar aquellos que ya están, el diseño de por sí se sustenta.

Los buenos diseños son inútiles si respaldan malos contenidos; pero los buenos contenidos se mantienen incluso con malos diseños.

La ecuación parece funcionar dentro de su sencillez. Claramente no es fácil, pero aqui los diseñadores tenemos no una pega "extra", sino una pega intrínseca, propia, presente que realizar: la de responder al feedback de nuestros lectores/usuarios; la de descubrir nichos; la de proponer discursos y puntos de vista. Mi vieja dice "siempre hay un roto para un descosido". En su defecto, siempre tendremos a alguien que se interese por un contenido en particular. Sólo debemos descubrir quienes son aquellos "descosidos" que puedan generar un buen nicho y que se apasionen no con nuestro diseño, sino que por nuestro contenido.

Y sé que sonará cliché, pero sé que ninguno se imagina en un cubículo trabajando de corbata en una compañia telefónica. Nadie debería trabajar en lo que no le gusta o en lo que no cree. Por eso, es necesario que nosotros mismos creamos en nuestros contenidos, en nuestras líneas editoriales y en nuestros discursos. Sólo así nuestro diseño util y bonito tendrá sentido y el futuro de la industria editorial podrá dormir tranquila todas las noches.

jueves, 20 de marzo de 2008

Sobre la tele


Con rabia terminé de ver el primer capítulo de "El dia D" (TVN. Martes, 23:15 hrs.). Con verguenza tambien. Cuando me enteré que hablarían sobre 5 miradas distintas durante la previa a la marcha del orgullo GLBT 2007, un sentimiento de esperanza brotó en mi, ya que, tras disfrutar de una mirada crítica y humana las desvalencias y las necesidades de la comunidad transgénero en "VIDA", pensé que este nuevo tinte periodístico, aun siendo distinto, tendría esa misma carga humana, de reconocimiento, de sentirse excluido por razones de peso y de una lucha constante por la visibilizacion de una realidad tangible.

Pero no fue asi. Y senti rabia. Y verguenza. Porque lo que vi, tal como conversamos con unos amigos, fue un retroceso; fue exactamente lo que la comunidad no quiere ver reflejada de si misma en los medios. Vi lo que con tanto esfuerzo tratamos de evitar. Vi con mucha pena, como mi orgullo flaqueó.

Lo que se presentó como una estructura formal muy interesante como programa, se llenó de fondo con discursos superfluos, con estereotipos que existen pero que no son de peso... que no reflejan ni las necesidades, ni las urgencias, ni las vidas de muchos y muchas que pertenecemos a la comunidad GLBT. Lo que vi mostró realidades falsas; intereses personales, homofobia sin convicciones, personalidades sin crítica ni sentido de apoyo. Y por sobre todas las cosas, me dio rabia porque el gustito final, el escenario que dejó el termino del programa fue desalentador... destructivo. Dejó una advertencia triste... peligrosa... falsa.

1) Porque salir del closet no tiene por qué ser un proceso doloroso, lleno de lágrimas, sensacionalista. Tener convicciones significa superar procesos de aceptación. Y una vez hecho esto, por muy trascendental que signifique contarle a un padre o a una madre, por mucho que sea el miedo que sintamos, la aceptación no tiene por qué caer en el llanto, en la victimización del ser. Ojo: mi problema no es con los padres (la realidad de muchos y muchas de nosotros es la misma: no siempre tendremos el apoyo de los padres); mi problema es el modo, es la implantación de una "forma" de aceptarse; un modo unico que "debe" traer consigo las lágrimas, la culpa, el rechazo de una madre, la soledad. Un modo que, insisto, no siempre debe ser asi. Un modo que minimiza las convicciones y deja al aludido como víctima... como un ser desamparado. Un ser arrepentido. Me pregunto ¿cuantos chicos y chicas al ver esto sintieron el pavor de contarles a sus papas? ¿Cuantos de ellos terminaron diciendo "ni cagando le digo a mis viejos!?

2) Porque no todos los gays queremos vestirnos de mujer. Porque, sin desmerecer el trabajo y los sueños de cada uno, no se puede generalizar un discurso que implanta los deseos de que TODOS queremos ser mujer alguna vez. Porque si bien el transformismo es un arte que se basa en una crítica de asignación de género, es un proceso completamente individual, que no debe generalizar un deseo personal como comunitario. Si fuese asi, entonces ¿Debo sentirme mal porque me acepto como hombre, me gusta vestirme de hombre y me gusta follar con hombres? ¿Debe una lesbiana TENER que vestirse de hombre porque TODAS las lesbianas quieren ser hombres?

3) Porque la homofobia no debería tener cabida en televisión. Y aqui me detengo un poco, principalmente en el caso del fotógrafo. Como medio comunicacional, la televisión debe apelar a la democracia... a compartir puntos de vista, de convicciones, de creencias, de todo aquello que tiene derecho a COEXISTIR gracias a la diferencia. La aceptación de la diferencia genera democracia. Repito: la ACEPTACION de que algo es distinto. Por eso, no justifico que se hagan públicos mensajes de odio, de incomprensión, de asco y de homofobia sin sentido, sin fundamento, sin crítica, sin un punto de vista. No justifico que aquel fotógrafo discrimine sin ni siquiera decir por qué lo hace. No justifico por qué no quiso llevar al hermano chico a la marcha sin ni siquiera dar una razón. Simplemente lo hace porque si. Porque hay que hacerlo. Tal vez me doy respuesta solo: debe ser sencillamente porque la homofobia no tiene justificación.

Y no me vengan con eso de que porque no es "normal". La normalidad de las cosas no existe. Nada es normal.

4) Porque no todas las lesbianas y los gays queremos casarnos. Porque lo que importa es generar vínculos de afecto, implantar el concepto de familia, un concepto que hasta la fecha a mutado año tras año. Porque detras del simbolismo del matrimonio seguirá existiendo disgregación, falta de derecho, discriminación. Porque lo que urge hoy es una ley antidiscriminatoria potente, que me permita demostrar mi afecto tranquilo, que me permita ir a trabajar tranquilo y que no me echen por ser gay o lesbiana; que me reconozca y me ampare como un ser con derecho a amar y a casarme si asi lo quiero. Porque lo que importa al fin y al cabo es el amor mismo, más allá de quien haya que mostrarlo o alabarlo. Porque para la comunidad no es urgente casarnos: es urgente que no nos golpeen nazis en la noche... que no nos echen de los trabajos... que no se nos juzgue en los colegios por ser gay.

5) Quizas la perspectiva que más valoré y rescaté de todo fue la del evangélico. Porque aunque no lo crean, la pasión con la que defendía sus perspectivas hizo reafirmar las mías, mis propias armas de lucha. Porque en su mundo él lucha por una convicción tal cual como nosotros luchamos por la nuestra. Porque me di cuenta que aún hay mucho por hacer, por explicar, por defender, por implantar. Porque en democracia yo acepto la diferencia, mientras que ellos no. Y mientras aún se siga violentando nuestra diferencia, mientras los prejuicios generen acciones concretas de discriminación, hay que seguir luchando para que aquello no suceda. Porque las ideologías por sí mismas no hacen daño: lo que hace daño es la acción... y una accion violenta... una accion que degrada y segrega, es una accion discriminatoria.

Sería todo.

:P

lunes, 7 de enero de 2008

Sobre el amor despues del amor


Fito dice que se parece a un rayo de sol. Y es hora de broncearme un poco…

No es fácil enfrentar la rutina después de una desilusión. Lo he dicho muchas veces: el ser humano es un animal de costumbres y la creatividad en el dia a dia es un ejercicio que pocas veces se aplica. Eso genera el sentimiento de soledad, el mal ponderado “bajón emocional” y las infructíferas consecuencias de sentirse un punto en la vida; un proceso que para unos dura meses, años incluso y para otros menos (harto menos… un lujo envidiable). Sin embargo, hay que mirar más de cerca: hay que ver que las cosas tienen una causa y un efecto, un resultado. Y es ahí donde este sentimiento adquiere un valor real.

Y esto, porque pocos leen la utilidad única y engrandecedora que nos generan estos procesos post-quiebre. Yo les digo que cuando se pasa por el dolor, se evalúa, se entiende y se cierra el capítulo, el amor después del amor adquiere los tintes a los que se refiere Fito.

La metáfora es sencilla. No hay mal que dure cien años. La etapa del dolor se supera y empieza la otra: la que uno se da cuenta que no todo es tan malo. La etapa donde descubres que sí existen seres en los cuales apostar; seres que sí entienden la parada individual en la pareja y logran conectar un mismo lenguaje frente a la vida. Llega la etapa donde no te arrepientes de haber vivido el pasado, sino que descubres que el futuro siempre fue como uno lo creyó y que hay quienes dibujan un futuro similar. Llega la etapa donde aparece esa fé perdida que se evapora en los tiempos del bajón; renovada… más lustrosa, más viva.

Esa fé que se siente cuando ahora suena el teléfono.

Eso son los rayos de sol del amor después del amor. Son las mil y una formas de darse cuenta que uno también vale la pena; que siempre se ha entendido el amor de mil formas y que siempre hay alguien que la entiende iwal que uno. Que al fin de cuentas el mundo no ha explotado y que por ende, las chances están ahí, a la vuelta de la esquina, tan lejos o tan cerca como uno quiera. Los rayos de sol no son más que un efecto… el resultado de un proceso… la esperanza dura… los abrazos que hacen que nuevamente el tiempo se detenga.

A tomar sol muchachos… oh yeah…